Si vas a acompañar a alguien a la Ruta de los Pistoleros – Gravel Race 2026, este tour puede convertirse en uno de tus días favoritos. Es una jornada que combina historia, paisajes andinos y bienestar. Empieza en Pulacayo, un antiguo pueblo minero que alguna vez fue uno de los centros más importantes de la plata en Bolivia, y termina en Tomave, relajándote en aguas termales naturales con vista a las montañas.
Pulacayo está a pocos kilómetros de Uyuni, pero parece estar a décadas de distancia en el tiempo. Sus calles silenciosas, las ruinas industriales y las locomotoras inmóviles cuentan la historia de un país que se transformó gracias a la minería. Durante la visita recorrerás la Casa de Aniceto Arce, expresidente boliviano y uno de los grandes impulsores de la explotación de plata en la zona. Entrar a esta casona es como abrir una ventana al siglo XIX: muebles antiguos, detalles arquitectónicos y vistas privilegiadas al campamento minero.
Uno de los rincones más curiosos del tour es el primer bowling de Bolivia, instalado para el entretenimiento de los ingenieros y empleados de la mina. Hoy está silencioso, pero conserva esa atmósfera de club social de otra época. Junto con las locomotoras antiguas, las vías oxidadas y las estructuras industriales, este lugar hace que Pulacayo se sienta casi como un escenario de película: mezcla de western, revolución industrial y altiplano.
Desde Pulacayo, el tour continúa hacia zonas más abiertas, con vistas panorámicas de la pampa y paradas para observar fauna altiplánica: llamas, vicuñas e incluso avestruces andinos si el grupo tiene suerte. El paisaje es amplio, limpio, de esos que obligan a respirar profundo y solo mirar. Luego, la ruta te lleva al pequeño pueblo de Tomave, donde conocerás su iglesia colonial y la vida cotidiana en un rincón andino poco alterado por el turismo.
El punto más esperado del día suele ser la parada en las aguas termales de Tomave. Allí tendrás tiempo para cambiarte, entrar a las pozas calientes y dejar que el cuerpo se relaje. No hay ruido de ciudad, no hay multitudes: solo agua caliente, aire frío y montañas alrededor. Es un momento ideal para conversar con otros acompañantes, descansar y dejar que el estrés se quede flotando en el vapor.
Antes de regresar a Uyuni, el grupo suele disfrutar de un almuerzo campestre y, si el clima lo permite, una vista hacia la llamada Laguna Verde desde un mirador cercano. No siempre se trata de una gran caminata: es más bien un paseo tranquilo para terminar de apreciar el entorno y tomar las últimas fotos del día.
Este tour es perfecto si te interesan la historia, la fotografía y los lugares con alma. No es un paseo de shopping; es un viaje al corazón de una Bolivia minera, rebelde y silenciosa, que todavía deja huellas profundas en quienes la visitan.