La altitud como desafío invisible
Correr en el altiplano no es solo cuestión de piernas: el verdadero reto está en el aire. A más de 3.600 metros sobre el nivel del mar, la presión de oxígeno es un 30% menor que al nivel del mar. Eso significa que cada respiración rinde menos, el pulso se dispara más rápido y el cuerpo debe adaptarse a un entorno exigente.
Estrategias de aclimatación
- Llegar con tiempo: lo ideal es arribar a Uyuni 1 a 3 días antes del evento. El cuerpo necesita ese margen para producir más glóbulos rojos y estabilizarse.
- Dormir bien: el descanso profundo favorece la adaptación. Evita trasnochar los primeros días.
- Entrenar suave al inicio: sesiones cortas y de baja intensidad para no sobrecargar al organismo.
Nutrición en altura
- Más carbohidratos, menos grasa: el metabolismo consume más energía al procesar oxígeno. Una dieta rica en arroz, pastas, quinua y papas ayuda a mantener potencia.
- Hidratación constante: la altura deshidrata rápido por la baja humedad. Lleva siempre dos caramañolas y bebe incluso sin sed.
- Electrolitos y sales: fundamentales para evitar calambres y fatiga prematura.
Señales de alerta
El mal de altura puede afectar a cualquiera, sin importar condición física. Los síntomas comunes son dolor de cabeza, mareos, falta de apetito o insomnio. En casos más severos, náusea o dificultad para respirar. Si aparecen, baja la intensidad o descansa.
Consejos de expertos
- Simula entrenamientos en calor o hipoxia semanas antes para preparar el cuerpo.
- Usa un potenciómetro o monitor de pulso para no pasarte de intensidad en los primeros kilómetros.
- Lleva siempre un cortaviento: el clima de Uyuni puede cambiar de 20°C soleados a 5°C con viento en cuestión de minutos.
La recompensa
La altitud exige respeto, pero también ofrece la experiencia única de pedalear en un escenario sin igual. Superar los 3.600 msnm no es solo un reto físico: es parte de la leyenda que convierte a la Ruta de los Pistoleros en una carrera épica.