Un mito que cruzó fronteras
Butch Cassidy y Sundance Kid fueron dos de los forajidos más famosos del lejano oeste norteamericano. Perseguidos por la ley y por detectives privados, huyeron hacia Sudamérica a comienzos del siglo XX. Su destino final, según la tradición oral boliviana, estuvo marcado por el polvo, el frío y las montañas del altiplano.
Bolivia, escenario de la última emboscada
En 1908, ambos pistoleros llegaron a la región de Uyuni. Se dice que participaron en el asalto a una diligencia minera y que su rastro se perdió en un pequeño poblado cercano. Algunos relatos cuentan que murieron en un tiroteo en San Vicente, otros sostienen que lograron escapar una vez más. Lo cierto es que Bolivia quedó para siempre ligada a la leyenda de su última fuga.
De la pólvora al gravel
Más de un siglo después, esa historia de persecución y supervivencia se reinterpreta en un escenario único: el Salar de Uyuni. En lugar de caballos, los ciclistas cabalgan sobre bicicletas de gravel; en lugar de perseguidores, los esperan kilómetros infinitos de sal, viento y altura. La “Ruta de los Pistoleros” toma el mito y lo transforma en una experiencia deportiva y cultural sin precedentes.
Una fuga hecha carrera
La carrera consta de tres etapas que reproducen la narrativa western:
- La Emboscada: un inicio técnico y estratégico.
- La Gran Fuga: la travesía épica sobre el desierto blanco.
- El Último Refugio: la llegada al pie del volcán Tunupa, con la premiación frente a un paisaje imponente.
Cada pedalada es un capítulo de una historia donde los ciclistas se convierten en protagonistas de una leyenda viva.
La leyenda continúa
“La Ruta de los Pistoleros” no es solo una competencia. Es un viaje al pasado, una inmersión en la cultura del altiplano y una celebración del espíritu aventurero que unió a pistoleros y ciclistas en un mismo territorio: la frontera entre mito y realidad.
“Aquí fue donde se les perdió el rastro… ahora será donde ciclistas de todo el mundo escriban su propia leyenda.”





